Jim y Michelle se van a casar. East Great Falls High, las estudiantes de intercambio extranjeras, las vacaciones escolares, todo eso ya son cosas que pertenecen al pasado. Los amigos y la familia de Jim y Michelle se preparan para ayudar a la pareja a cruzar el umbral de la edad adulta. Michelle quiere que la boda salga perfecta. No va a ser fácil, aunque todos se porten bien y no se peleen entre sí, cosa que de todos modos parece poco probable. Cadence, la imponente hermana de Michelle, ha venido en avión para hacer de dama de honor en la boda. Y en cuanto la ven Stifler y Finch, se abre la veda para intentar ligarse a Cadence. Es una guerra sin cuartel. Stifler aplica todo su encanto carismático para levantarse a la nena. Jim anda un poco asfixiado intentando impresionar a los más bien severos padres de Michelle, Harold y Mary, y le ha pedido a Stifler que se comporte. Stifler abandona su método habitual de ataque y se convierte en ese pretendiente encantador con el que sueña toda niña bien y Finch no tiene más remedio que ir de malo. Así que Cadence se encuentra ante el dilema de elegir entre el perfecto caballero Stifler y el macarra de Finch. Es un alivio para Jim que algunas cosas sigan igual. Su padre, por ejemplo, continúa prodigando consejos bienintencionados, aunque no siempre bien encaminados, a su hijo y a su futura nuera; y a veces se pasa un poco y entra en el terreno de la información reservada por lo que se refiere a su relación con la madre de Jim. Hay más motivos de confusión para los novios: la expedición que emprenden Kevin, Jim y Finch para encontrar el perfecto vestido de novia para Michelle; una fiesta sorpresa de despedida de soltero en la que no faltan una "doncella" muy mala y una "mujer policía" muy sexy (¿qué es una fiesta sin strippers?); lecciones de baile; una iglesia llena de flores marchitas; y una gran tarta de bodas muy peluda.
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